lunes, julio 28, 2008

Hacia un conocimiento con prescindencia de la vista

(nicoloco/josele)

La idea es que somos animales muy visuales. Nuestra ciencia depende en gran medida del sentido de la vista (nótese la importancia de “el observador” y “la observación” como garantía de verdad –o al menos, de confianza). Si no tuviéramos el sentido de la vista, nuestros sistemas de conocimiento serían diferentes, e incluso dependerían mucho más de la combinación e interacción de todos los otros sentidos.
Imaginar, entonces, cómo sería una ciencia (no digamos una física, para no influenciarnos), o un conocimiento del mundo, con prescindencia de la vista.

Algunas anotaciones:

- Si no tuviéramos vista, nuestras necesidades no serían las mismas, por lo tanto pensar en esas nuevas necesidades.

- No hay que buscar “SUSTITUTOS” sino NUEVAS FORMAS.

- Si no tenemos vista, ¿nos importa realmente que la caída libre sea un movimiento uniformemente acelerado, o que los planetas se muevan en órbitas elípticas?

- Potenciar al máximo la capacidad perceptiva de los otros sentidos. OLFATO – OÍDO – TACTO – GUSTO

- Pensar distintas propiedades de las cosas que pueden captar los otros sentidos.

- Sin vista, los límites del mundo ya no son los mismos.

- Las representaciones gráficas ya no tienen sentido.

- ¿Sería todavía posible una interpretación matemática?

- Tiempo y espacio, ¿cómo se ven afectados? ¿Conviene definir otras dimensiones nuevas?

- Acá hay que fijar un punto: ¿sería la ciencia de seres que de golpe se quedan sin vista, o de seres que nunca la tuvieron? Sería más interesante el segundo caso. ¿Sería?

- Otra idea, otro posible camino: INCORPORAR los otros sentidos a la ciencia actual.

- ¿Es posible imaginar nuevos sentidos?

- Durante el ejercicio de imaginar nuevos sentidos recuerde: “todo sentido capaz de percibir radiaciones electromagnéticas, aún fuera del espectro visible, es símil a la vista”. Descártelo.

- ¿Qué cualidades tendría una mujer hermosa? ¿Y una fea?

- Muy bien se sabe que el color rojo de nuestra sangre (complementario al color verde de los vegetales) es una estrategia de la evolución que denota “peligro”. En este caso ¿Cuál sería, entonces, el color de la sangre? (piense en casos similares. A saber: el color de las flores, el de animales venenosos, etc.).

- Lo anterior no hace más que presentarnos una nueva duda y una certeza: -Duda: ¿Cuáles serían las estrategias evolutivas de la madre naturaleza?; -Certeza: el AMOR es peligroso.

- ¿Cómo exploraríamos el espacio? ¿Exploraríamos el espacio? ¿Sabríamos de su existencia?

- ¿Cuál sería nuestro sentido del “infinito”?

- Arquitectura. Piense en ella.

- ¿Cuál sería la apariencia de nuestro rostro? (no se limite simplemente a quitar los ojos del mismo). ¿Lo tendríamos?

- ¿Cómo sería el instrumento que utilizaríamos para medir el tiempo? Para comenzar con la búsqueda de la respuesta a esta cuestión, recuerde que primero ha de elegirse el sentido que emplearíamos para percibir la señal de salida dicho dispositivo. El sentido elegido no necesariamente debe ser uno de los cuatro restantes.

- Si algunos de estos interrogantes no hacen más que confundirlo demasiado, no desespere, consulte a un murciélago.

domingo, julio 27, 2008

Crónica de barrio 2

En mi barrio hay una casa que no es como las demás. Claro, me dirán, ninguna casa es como las demás, salvo que uno viva en un barrio prefabricado. Pero ésta es diferente en ciertos aspectos en los que todas las demás son semejantes. Y el primer aspecto –y más visible- es su arquitectura. Ocupa el triángulo más agudo de un cruce de cinco esquinas, y la casa misma copia esa forma triangular, insertándose como una cuña en la mirada del que viene por la calle, por cualquiera de las que allí desembocan. Y lo primero que uno ve en ella –sobre todo si uno es un niño- es un castillo. Pero no un castillo radiante y majestuoso, como los de Disney, sino uno tétrico y embrujado. Como los del Disney más oscuro y tortuoso. Como una materialización
–inquietantemente próxima- de los imaginados castillos de los cuentos. La noche, la penumbra, la débil luz de la luna, las nubes, acentúan esta impresión. La gran torre redonda de techo cónico, el balcón, la pesada puerta de madera, la reja, el invisible jardín… Pero el detalle que remata esta arquitectura infame –el verdadero golpe maestro de quien quiera que haya construido esa casa, si es que alguien lo hizo- es la veleta que se yergue en lo más alto de la torre. Si uno la observa con un ángulo favorable, advertirá que no se trata de un amistoso gallo, ni de una inocente cruz cardinal… La forma recortada en ese maldito pedazo de hierro es… una bruja.
Tal vez no sea necesario describir el espanto que me produjo esa casa desde que era muy chico, hasta tiempos recientes. Daba la casualidad –infortunada- que frente a esa casa vivía una vecina que ponía inyecciones y hacía algunos trabajos de costurería. Por uno u otro de los motivos, eran frecuentes nuestras visitas a su casa, y por lo general de noche. Esta mujer, por otra infortunada casualidad, o tal vez por el poder plástico de la imaginación, era verdaderamente una bruja. No por su carácter –hagamos justicia- pero su aspecto y su risa eran un reflejo de la conocida (y entonces presente en mi imaginario fantástico) bruja Cachavacha. En fin, todos estos detalles convertían esas visitas en una aventura de miedo, aunque disfrutada, en cierto modo morboso. Allí, desde la puerta, o –peor- desde el auto, solo, yo espiaba cómo la bruja de la veleta acechaba, montada en su escoba, recortada contra el cielo nebuloso o plateada por la luna, indicando las indefinidas maldades residentes en aquel castillo. La imagen de la vecina, o el sonido de su risa, venían a completar el cuadro macabro…
Algunos años después, la curiosidad –y una mayor libertad de movimientos- me llevaron a explorar de cerca esa incógnita mansión. Una tarde caminaba por allí, y al pasar junto a la casa, decidí echar una ojeada. Una ventana lateral abierta me invitó a ello. Era una pequeña ventana en forma de arco, con persianas de vitró. Como quien no quiere la cosa, me acerqué. Y miré. Juro que vi armaduras. Y juro que en ese mismo instante oí un acorde terrorífico de órgano. Aterrorizado, salí corriendo. El impacto fue tal, que hoy, muchos años después, no estoy seguro de si fue real, o si lo imaginé, o incluso si lo soñé…
El tiempo, “y un trato más frecuente con las ciencias”, me indujeron a creer que en esa casa tiene que vivir una familia real, aunque nunca haya visto a sus miembros. Es posible. El pasar por allí ya no me asusta. Pero una cierta incomodidad me hace apurar el paso, y –sobre todo- desviar la mirada. Porque, después de todo… ¿qué clase de gente puede tener una bruja en lo alto de su casa???

miércoles, julio 02, 2008

Por

(L. A. Spinetta)

Árbol
hoja
salto
luz
aproximación
mueble
lana
gusto
pie
te
marcas
miradas.
Nube
loba
dedo
cal
gesticulador
hijo
cama
menta
sien
rey
fin
sol
amigo
cruz.
Alga
dado
cielo
riel
estalactita
mirador
corazón.
Hombre
rayo
felpa
sed
extremidad
insolación
parecer.
Clavo
coito
Dios
temor
mujer
por.



sábado, junio 28, 2008

Zeitgeist

martes, junio 17, 2008

Ashes and Snow

(Gregory Colbert)

[… ] He contemplado todos los edenes que se han desplomado en mí.

He visto edenes que tuve en mis manos
pero los deje escapar.

He visto promesas que no cumplí
dolores que no alivié
heridas que no curé
lágrimas que no vertí.

He visto muertes que no lloré
plegarias que no escuché
puertas que no abrí
puertas que cerré
amantes a las que dejé atrás
y sueños que no viví.

He visto todo cuanto se me ofrecía
y que no podía aceptar.

He visto las cartas que deseaba
pero que nunca recibí.

He visto cuanto podría haber sido
pero que jamás seré.



[…] Recuerda tus sueños

Recuerda tus sueños

Recuerda tus sueños

Recuerda

No puedo decirte
si te estás acercando
o si te alejas más.

Anhelo la serenidad que experimenté al contemplar tu rostro.

Tal vez si ahora me pudieran devolver tu rostro
me sería más fácil
recuperar el rostro
que yo mismo parezco haber perdido.

Pluma a fuego
fuego a sangre
sangre a hueso
hueso a tuétano
tuétano a ceniza
ceniza a nieve

Pluma a fuego
fuego a sangre
sangre a hueso
hueso a tuétano
tuétano a ceniza
ceniza a nieve.


[…] Así pues, quema las cartas
y deposita sus cenizas en la nieve
en los bordes de los ríos.

Cuando llegue la primavera y la nieve se funda
y el río crezca
regresa a la orilla del río
y relee mis cartas con los ojos cerrados.

Deja que las palabras y las imágenes bañen tu cuerpo como olas.

Relee las cartas con la mano ahuecada en la oreja
escucha las canciones del edén
página
tras página
tras página
vuela por la trayectoria del ave

vuela

vuela

Vuela.



domingo, mayo 18, 2008

Onírico 1 (del cuaderno rojo)

Estaba en un negocio y me acusaban de robar una colita para el pelo, de las anchas de lana. La chica que atendía me dice que me habían visto y entonces me deja de hablar. Yo me escapo corriendo y la gente me mira como sospechando y yo tengo puesta una tanga azul.
Después veo hacia adentro, desde la puerta de una pieza sin ventanas, donde están dos gordos con bigote, uno con barba y el otro sin, sentados en dos sillas alrededor de una mesa de madera. Ellos se admiraban mutuamente, pero sobre todo uno de los dos, que para acentuar su admiración le toca el brazo al otro. En un soporte metálico negro, desde el ángulo de la habitación opuesto a mí, hay un televisor. Yo veo que una presentadora de la Televisión Española informa sobre el paso de la tormenta perfecto por la costa argentina. Todo estaba devastado y se podían ver imágenes desde un helicóptero que sobrevolaba la zona. Los sobrevivientes habían fundado el gremio del claro de la tormenta perfecta.
En la filmación desde el helicóptero empiezan a verse más detalles de las casas destruidas en un country. Cada casa conserva su estilo arquitectónico en la forma y en el fondo de las piletas que están en sus respectivos patios. En una casa, con estilo Luis XV, similar a un castillo francés, se ve la destrucción y se ve que su pileta tiene, en el fondo, ventanas y demás adornos, del mismo estilo que el resto de la casa. En una ventana que no da a ningún lado, hecha en el fondo de la pileta, se ve una montaña de champignones. Los franceses dueños de la casa empiezan a comer los champignones con pan y se empieza a descubrir la cara color lila de un muerto bajo los hongos.

Disparos (Ensayo sobre las fotos)

La vida es un permanente juego de luces y sombras. La luz es necesaria, la sombra también. Una foto es un modelo a escala de la vida. Es un cuadro donde vemos lo que queremos ver, donde mostramos nuestro punto de vista, nuestro extraño y original proceso de visión selectiva, tratando que alguien entienda un sentimiento propio. si es que eso es posible.
Un día, pensando en la soledad, me dije: la soledad revela nuestras fotos internas. El ruido y la compañía constante nos revelan en negativo, ver al resto nos hace saber lo que no somos. La soledad y el silencio hacen que veamos el positivo de nuestra alma. La ausencia de comparación hace que nuestros colores propios se fijen en nuestro pensamiento y en nuestro corazón. Pero para toda foto es necesario un negativo para ver un positivo. Un negativo sin positivar es algo muy incompleto, y para que haya un positivo siempre tuvo que haber antes un negativo.
Ahora bien, si las fotos son un proceso selectivo y voluntario, y la soledad va revelando nuestras fotos internas ¿no será acaso la soledad nada más que encierro? ¿No será la soledad ese rato que nos tomamos para pensar en qué queremos que el mundo vea de nosotros? ¿No será el instante en que definimos que fotos van a ver la luz y cuáles no? ¿Serán nuestros sentimientos tan rudimentarios como fotos, organizadas en planos, ángulos y colores? ¿Serán nuestros sentimientos tan primitivos como todas las formas básicas que hay en una foto o en toda obra humana?

martes, abril 29, 2008

Inminencia

¿Sentiste la inminencia?
¿Sentiste al viento
murmurar tragedias tras la puerta?
¿Escuchaste los ladridos?
Yo los escuché lejanos
contagiarse unos a otros.
Yo escuché brotar a borbotones
la sangre en sus gargantas.
Yo los escuché caerse
como copas de cristal de una repisa.
Y también al anuncio tenso de los violines oscuros,
que el domingo de calles naranja,
en su noche sorda, traía desde lejos.
Quizás sea la culpa de no haberme sido fiel
lo que se agolpa hoy sobre mi frente blanca.
Quizás sean mis pasados y mis futuros,
todas las veces que fui niño,
los jazmines y las siestas limpias.
Lo cierto es que la siento
y está detrás de todas las puertas,
sigilosa espera
que yo deje alguna abierta.
¿Sentiste la inminencia?

martes, abril 22, 2008

Crónica de barrio 1

Recientemente fui víctima de una nueva moda que está cundiendo por los barrios. Consiste esta práctica en instalar, en el frente de la casa, y a una cierta altura, una lámpara que, mientras nadie pasa por allí, permanece apagada; pero en cuanto alguien se acerca por la vereda a cierta distancia, se enciende repentinamente, y no vuelve a apagarse hasta que el transeúnte se ha alejado lo suficiente. Este artefacto, demás está decirlo, es hijo de la sensación de desconfianza que ha ganado las calles, cual un gas raro y para nada noble…
Así, caminaba yo una noche por una calle del barrio, ensimismado en vaya a saber qué ideas, cuando, al pisar la invisible frontera de la “zona prohibida” de cierto domicilio, se encendió una potente lumbrera, bañándome con una blanca y vehemente luz de sospecha. Me detuve un instante, algo confundido. Cierta molestia comenzó a subirme por las piernas, cierta indignación por la acusación de aquel aparato, cierta incomodidad de vitrina, cierto nerviosismo de escenario, cierta reminiscencia de interrogatorio… Finalmente, opté por una salida discreta, intentando demostrar con gestos exagerados y poco creíbles… mi real inocencia.
Y me fui pensando, mientras la casa volvía a su oscuridad anterior a medida que yo me alejaba. Pensando, primero, en la eficacia del aparato en detener el peligro pretendido, es decir, la violación del domicilio. Se parte de la base de que un frente iluminado es menos proclive a ser invadido que uno oscuro. Pero a la vez, se abandona la iluminación continua de un farol común. Tal vez por una razón de costos, pero más probablemente por una cuestión de contraste. Una vereda normalmente oscura, si se ilumina de repente, llamará la atención de la gente circundante. Y más llamativa será mientras más tiempo permanezca la luz encendida. Interesante mecanismo. Y sin duda efectivo… si los ladrones tuvieran por costumbre entrar a las casas por la puerta principal.
Desafortunadamente, no suele ser el caso. Tampoco es que a uno, de repente, al pasar por una casa, le den ganas de entrar a robar. Violar una casa no es como arrebatar una cartera o una billetera que casualmente quedan al alcance de la mano. La planificación suele darse más a menudo que la tentación.
Tal vez lo que se pretenda es controlar lo que sucede en la vereda, puertas afuera. Desalentar turbias sociedades delictivas, siempre favorecidas por la penumbra. O evitar el asentamiento de linyeras.
Lo cierto es que el barrio pierde otro rincón de oscuridad. O mejor dicho, gana un rincón de oscuridad, pero de oscuridad engañosa, oscuridad inaccesible. Puedo imaginar la cantidad de parejas que, pensando haber encontrado un sitio discreto para sus demostraciones, son de pronto sorprendidas por esta luz traicionera, más efectiva que el más helado baldazo de agua… Puedo imaginar a ese novio cuyas intencionadas demoras despidiendo a la hija del propietario son desalentadas por el infame aparato, como si fuera una extensión de la mirada del padre, multiplicada a su vez en la mirada del resto de la cuadra… Puedo imaginar al pibe que, creyendo divisar un buen escondite, se desespera de pronto al encenderse la lámpara, como un relámpago, mientras, en la piedra, el que cuenta va llegando al término de la serie…
El infernal invento poco ayuda a evitar las premeditaciones criminales. Pero sin duda que es efectivo para erradicar todo tipo de espontaneidades.
Lástima, porque serán escasos los buenos recuerdos que aquella casa evocará…

lunes, abril 14, 2008

Tristeza de domingo


(Alorsa - La Guardia Hereje)


Tristeza fiera, tristeza de domingo
de salas de hospitales con camas en silencio
De cementerios con el pasto crecido,
con flores olvidadas ya secas en el piso.

Y con la noche que llega desde el río
se moja el alma con una lluvia vieja
Tristeza dulce de estadios ya vacíos,
de platos en la bacha, tristeza de domingo.

Tristeza amarga de mates que se lavan,
de minas que no llaman, de tierra en los bolsillos
De manos sucias mangueando una moneda,
de sonrisas gastadas, de patios a la siesta

Y con la noche que llega desde el río
se moja el alma con una lluvia vieja
Tristeza ciega de muñeca sin ojos,
de sueños derrotados, tristeza de domingo.

sábado, abril 05, 2008

Vuelo sin orillas

(Oliverio Girondo)

Abandoné las sombras,

las espesas paredes,

los ruidos familiares,

la amistad de los libros,

el tabaco, las plumas,

los secos cielorrasos;

para salir volando,

desesperadamente.


Abajo: en la penumbra,

las amargas cornisas,

las calles desoladas,

los faroles sonámbulos,

las muertas chimeneas

los rumores cansados,

desesperadamente.


Ya todo era silencio,

simuladas catástrofes,

grandes charcos de sombra,

aguaceros, relámpagos,

vagabundos islotes

de inestable riberas;

pero seguí volando,

desesperadamente.


Un resplandor desnudo,

una luz calcinante

se interpuso en mi ruta,

me fascinó de muerte,

pero logré evadirme

de su letal influjo,

para seguir volando,

desesperadamente.


Todavía el destino

de mundos fenecidos,

desorientó mi vuelo

-de sideral constancia-

con sus vanas parábolas

y sus aureolas falsas;

pero seguí volando,

desesperadamente.


Me oprimía lo flúido,

la limpidez maciza,

el vacío escarchado,

la inaudible distancia,

la oquedad insonora,

el reposo asfixiante;

pero seguía volando,

desesperadamente.


Ya no existía nada,

la nada estaba ausente;

ni oscuridad, ni lumbre,

-ni unas manos celestes-

ni vida, ni destino,

ni misterio, ni muerte;

pero seguía volando,

desesperadamente.

martes, febrero 05, 2008

Breve incursión

“La verdad es un ejército de metáforas en movimiento”. (F. Nietzsche)

El tipo es un orfebre. Cada palabra tiene su razón de ser y su sentido en la frase, ninguna sobra, ninguna falta. La verdad es lucha. La verdad es interpretación. La verdad es cambio y movimiento. Qué capacidad de condensar en una frase –no sólo profunda, sino además bella– toda la experiencia occidental de la verdad.
Yo creo que el tipo se dejó ese bigote para que hasta sus besos fueran filosos…

lunes, febrero 04, 2008

Mágico tour por el depto

(algo así como un ejercicio)

El cable se desliza hasta la pared entre curvas y rizos.
Le hago algunos nudos.
Linda montaña rusa para electrones.

Encadene los cuatro elementos formando un hornito.
Fuego, aire, barro, agua.
Resultado: un exquisito aroma a sándalo.

Una ventana que no adivinó la lluvia
regó los bordes de mi cama.
Ojalá florezcan buenos sueños.

Bach suena en un banjo.
Parece que lo tocara la lluvia.
El Maestro debe andar revoloteando entre las nubes.

Esponjoso y dorado,
No cierra del todo.
Curioso ataúd para una salchicha.

La pila de libros por leer sigue subiendo.
Pronto me van a tapar el velador
Y no voy a tener luz para leerlos.

Una esponja tiene aventuras en la tele.
Pero mi esponja
Sí que ha tenido aventuras interesantes...

sábado, febrero 02, 2008

Canto arena

(Silvio Rodríguez)

Hoy continué tomando rumbo a mi región
tomando señas, descifrando encrucijadas
mi cuerpo sigue practicando su cuestión
cruje mi hueso y se hace la palabra.
Hoy continué domesticando la razón
llena de asombro ante el día sucedido
proyecto un rápido boceto de la acción
trazo versiones que capturo del olvido.

Por eso canto arena
roca que luego es multitud del agua buena.
Y canto espuma
cresta que cuando logra ser ya no es ninguna.

He puesto filo al anhelante corazón
arrojo estrellas a mecharse contra vientos
el sueño ha desencadenado la canción
y la canción de hoy me sabe a juramento.
La prisa lleva maravilla y lleva error
pero viajamos sobre rueda encabritada
he despertado en el ojo del ciclón
cuento millones de agujeros en el alma.

Por eso canto arena
roca que luego es multitud del agua buena.
Y canto espuma
cresta que cuando logra ser ya no es ninguna.

Hoy continué tomando rumbo a mi región
con dulce látigo de abeja en la conciencia
hoy me perdí amar con planificación
pero gané a lo que partió con la prudencia.
Hoy continué dándole cuerda a mi reloj
con timbre atado sobre número invisible
poco me importa donde rompa mi estación
si cuando rompe está rompiendo lo imposible.

Por eso canto arena
roca que luego es multitud del agua buena.
Y canto espuma
cresta que cuando logra ser ya no es ninguna.

domingo, enero 27, 2008

Mais saudade

Los instrumentos de la vida sedentaria
irán avanzando sobre las marcas
de la experiencia
nómade.
La barba desaparecerá bajo la espuma;
el jabón se encargará de las manchas de vino.
La ducha eliminará la sal depositada sobre la piel;
el tiempo irá blanqueando otra vez las plantas de los pies.
Pronto la ropa dejará de oler a leña quemada.
Pronto el unicornio azul
se sacudirá los últimos granos de arena.
El sabor a melón será otra vez sabor a melón,
y ya no a fresca alegría.
Los autos blancos serán otra vez autos blancos,
y ya no multicolores alfombras voladoras.
Las gaviotas volverán a ser gaviotas;
los mascarones de proa, mascarones de proa;
los altillos, altillos.
Los sabores irán asimilándose de a poco a la cotidianeidad.
Los sonidos y canciones se irán ligando a otros momentos
y a otras compañías.
Sólo quedará el recuerdo,
y al fin el recuerdo se convertirá en mito.
Hoy es la escasez de sensaciones,
la sed de paisajes,
la necesidad de poesía,
el deseo de repetir lo que va dejando de ser.
Gran aspiración de nuestras sociedades:
hacer del mundo una experiencia repetible.
Gran verdad del nomadismo:
Ni la Historia ni el mundo se repiten.
La repetición es una esperanza vacía.