La vida es un permanente juego de luces y sombras. La luz es necesaria, la sombra también. Una foto es un modelo a escala de la vida. Es un cuadro donde vemos lo que queremos ver, donde mostramos nuestro punto de vista, nuestro extraño y original proceso de visión selectiva, tratando que alguien entienda un sentimiento propio. si es que eso es posible.
Un día, pensando en la soledad, me dije: la soledad revela nuestras fotos internas. El ruido y la compañía constante nos revelan en negativo, ver al resto nos hace saber lo que no somos. La soledad y el silencio hacen que veamos el positivo de nuestra alma. La ausencia de comparación hace que nuestros colores propios se fijen en nuestro pensamiento y en nuestro corazón. Pero para toda foto es necesario un negativo para ver un positivo. Un negativo sin positivar es algo muy incompleto, y para que haya un positivo siempre tuvo que haber antes un negativo.
Ahora bien, si las fotos son un proceso selectivo y voluntario, y la soledad va revelando nuestras fotos internas ¿no será acaso la soledad nada más que encierro? ¿No será la soledad ese rato que nos tomamos para pensar en qué queremos que el mundo vea de nosotros? ¿No será el instante en que definimos que fotos van a ver la luz y cuáles no? ¿Serán nuestros sentimientos tan rudimentarios como fotos, organizadas en planos, ángulos y colores? ¿Serán nuestros sentimientos tan primitivos como todas las formas básicas que hay en una foto o en toda obra humana?
domingo, mayo 18, 2008
Disparos (Ensayo sobre las fotos)
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