Los instrumentos de la vida sedentaria
irán avanzando sobre las marcas
de la experiencia
nómade.
La barba desaparecerá bajo la espuma;
el jabón se encargará de las manchas de vino.
La ducha eliminará la sal depositada sobre la piel;
el tiempo irá blanqueando otra vez las plantas de los pies.
Pronto la ropa dejará de oler a leña quemada.
Pronto el unicornio azul
se sacudirá los últimos granos de arena.
El sabor a melón será otra vez sabor a melón,
y ya no a fresca alegría.
Los autos blancos serán otra vez autos blancos,
y ya no multicolores alfombras voladoras.
Las gaviotas volverán a ser gaviotas;
los mascarones de proa, mascarones de proa;
los altillos, altillos.
Los sabores irán asimilándose de a poco a la cotidianeidad.
Los sonidos y canciones se irán ligando a otros momentos
y a otras compañías.
Sólo quedará el recuerdo,
y al fin el recuerdo se convertirá en mito.
Hoy es la escasez de sensaciones,
la sed de paisajes,
la necesidad de poesía,
el deseo de repetir lo que va dejando de ser.
Gran aspiración de nuestras sociedades:
hacer del mundo una experiencia repetible.
Gran verdad del nomadismo:
Ni la Historia ni el mundo se repiten.
La repetición es una esperanza vacía.
domingo, enero 27, 2008
Mais saudade
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